Crecemos con nuestros pacientes
SEBASTIAN
"Llegué a Shalom hace casi ocho años. Inicie mi proceso el 7 de septiembre del 2010. Recuerdo que pesaba 57 kilos el día que inicié mi recuperación. Llegaba luego de durar poco más de 7 años consumiendo todo tipo de sustancias y sufrir varias sobredosis. Conocí el programa sabiendo que mi vida no podía controlarla más. Mis verdaderos amigos ya no creían en mí, mi familia mucho menos y prácticamente quede solo. Sinceramente era muy frustrante cuando hablaba con mis seres queridos y ellos solo pensaban en que volvería a consumir tarde o temprano. Jamás pensé que toda esta vida de tinieblas que sufría en esos momentos iba a cambiar. Ni siquiera yo creía en mí."
Al poco tiempo de ingresar a Shalom, sentí que mi vida estaba cambiando. Físicamente ya no era el mismo y emocionalmente tampoco. A partir de ahí, aferrándome al programa de Na, he logrado tener cambios drásticos positivos en mi vida. Hoy luego de casi 8 años mi vida es completamente otra. Culminé mi carrera profesional, tengo una hermosa familia y lo más importante jamás volví a tener ganas de consumir. Mis relaciones con todos mis seres queridos mejoraron notablemente. Hoy sigo asistiendo a reuniones y practicando el programa, pero ya no para no consumir drogas sino para ayudar a otros a encontrar el camino que me funcionó y seguir creciendo como persona.
ALVARO R.
"El 1 de octubre de 2016 tome la mejor decisión de mi vida. Hacerle frente al problema de
drogadicción con el que cargaba por más de 13 años. Ese fue mi primer día en la fundación.
Fue un cambio fuerte, pero necesario en mi vida. Me permitió ponerle fin a la angustia y el miedo con el que vivía cada día. A partir de ese momento empecé a vivir, siempre me gustó la idea de estar haciendo algo por mí. Antes vivía en función de satisfacer a los demás buscando aceptación y aprecio, pero no era capaz de dedicarme tiempo y amor para mí mismo.
Estar internado es una locura. Por una parte, estaba aislado de todos los problemas que cargaba y eso me permitió descansar, pero, por otro lado, empecé a experimentar emociones que anteriormente solía ocultar o evadir con el consumo de drogas. Empecé a conocer a esa persona que hoy soy. Me llené de valor y puse mi recuperación como mi única prioridad, me gustaba lo que estaba haciendo y quise seguir caminando ese sendero.
En este proceso conocí gente muy especial que apostó por mí y me dieron la mano para ayudarme a salir de ese hueco en el que estaba enterrado. Hoy le doy gracias a Dios y a la vida por haber puesto a César y Patricia en mi camino. Ellos me salvaron la vida y siempre estaré profundamente agradecido. Bastante tuvieron que aguantarme, tanto ellos como todo el equipo terapéutico, días buenos y malos y hasta peores, pero siempre llenos de paciencia.
No tengo más que palabras de agradecimiento por la fundación. Hoy en día estoy reorganizando mi vida con unas bases sólidas y con plena confianza que estará llena de logros.
Nunca dejo de visitarlos, es mi segundo hogar, y allá siempre me siento como en casa."
Rafael
Fueron un poco más de diez años recorridos en mi adicción activa… al principio me sentía en una nube rosa donde todo era placer y aunque vivía rodeado de “amigos”, en el fondo siempre estaba solo.
Vivía inmerso en miles de máscaras; me colocaba la máscara de buen jefe; luego la de buen hijo, después la de buen padre, etc.… así transcurría mi vida… sin sentido, en negación total; huyéndole a los problemas, apostándole a siempre tener el control y a seguir en negación.
Aunque mi vida laboral la mantuve activa, poco a poco lo iba perdiendo todo: perdía mi cercanía con Dios, perdía a mis padres, perdía a mis hermanos, perdía a mis hijos, perdía mi esencia, perdía grandes oportunidades profesionales, perdía mi salud y perdía las oportunidades de ser feliz.
Había escuchado del programa de AA y NA (En algunas de estas reuniones conocí a Cesar), pero siempre pensé en que podía tener el control, que no necesitaba ayuda y que lo mío era diferente.
Hasta que llegó lo inevitable… mi fondo. La vida me puso en una situación de un punto de no retorno en la que me sentía el ser más miserable, sinvergüenza, sínico y sin ganas de vivir.
Desesperado me desperté y por la gracia de Dios pensé en Cesar y la fundación que en algún momento escuché que dirigía. No dude en llamar a mi papá para que me llevará y acceder a esa posibilidad a la que me aferré.
Shalom me abrió las puertas y fue ahí donde por primera vez acepté que mi vida era ingobernable y que solo no podía. Cesar me recibió con un abrazo y le apostó a esa buena voluntad que percibió en mí.
La metodología, el equipo terapéutico y el ambiente de recuperación que se vive en la fundación Shalom; marcó el inicio de mi vida en recuperación… Por la gracia de Dios y el programa de los 12 pasos, hoy llevó más de tres (3) años limpio practicando el Solo por Hoy.
Actualmente Dios es el centro de mi vida, vivo cercano y en armonía con mi familia, soy un padre presente para mis hijos, tengo un trabajo estable que me ha permitido desarrollarme profesionalmente, encontré el amor de mi vida y soy feliz.
Mi día comienza leyendo la reflexión que diariamente envía Cesar, agradeciendo por compartirla y deseando unas felices 24 a la familia Shalom
Jesús B.
Llegué a Shalom cuando llevaba 5 años jugando, sabiendo que tenía problemas de ludopatia y quería salir adelante, dejar de jugar; antes de llegar hice de todo para intentar dejar de jugar, visite iglesia, psicólogos y personas con “poderes” pero nada de esto me bastó, seguía jugando. A pesar de eso, cuando llegué pensé que no era el sitio indicado, porque todos consumían drogas menos yo, pero empecé a conocer la enfermedad como tal, entendí que era un adicto y qué hay adictos a muchas cosas, en ese momento me identifiqué con muchas de las personas que ahí estaban, por cómo sufrían, por todo eso que hicieron de una u otra manera. Todo el equipo de Shalom día a día trabajaba por la recuperación de todos y en especial el director Cesar, que siempre estuvo ahí para cuando necesitaba apoyarme, felicitarme o regañarme. Hoy después de casi dos años de recuperación, puedo decir que estar en recuperación es lo mejor que me ha pasado en mi vida, no cambio el peor día de recuperación, por el mejor en la época de juego. Ahora, estoy en séptimo semestre de Negocios Internacionales y con muchos objetivos por cumplir, todo esto se lo debo al programa de recuperación.
Muchas gracias Shalom, porque cada día soy feliz en gran parte gracias a la orientación que me impartieron.
JULIANA
Para mí, aceptar que tenía un problema no fue nada sencillo. No pensé que había tocado fondo porque, comparado con mis demás compañeros, yo seguía viviendo en mi casa, seguía estudiando y obteniendo excelentes notas. Pero, para mi desgracia en ese momento, esa era una mala jugada de la vida que quería llevarme a hundirme más en este mundo de la drogadiccion.
"Tienes que aceptar que eres impotente frente a tu enfermedad y que tu vida era ingobernable", me decían. ¿Pero cómo hacía esto? Yo pensaba que lo tenía todo. Era mentira. Por la droga había hecho locuras, había alejado a mis verdaderos amigos, había lastimado a mis familiares, pero sobretodo me estaba lastimando a mí.
En agosto del 2017 estuve internada en una clínica psiquiátrica porque había intentado suicidarme con una sobredosis de pastillas y, además, había agredido mi piel con cicatrices que permanecen conmigo hasta el día de hoy.
No puedo creer que esté escribiendo esto cuando sufría de una enorme vergüenza de hacerle frente a todos los problemas que vivía, tanto que naufragaba en el auto engaño. Pero, cuando empiezas a ganar cosas, aprendes que todo lo que viviste tuvo su razón, ¿no crees?
Shalom ha sido lo mejor que he pisado. Siento que he cambiado de cielo a tierra, soy una persona totalmente distinta a aquella que entró, ya no le tengo miedo a vivir. Para ganar tenía que perderlo todo, y así fue, dejé de estudiar, me interné y empecé la travesía a la que mis terapeutas y mi familia me invitaron: aquella de la recuperación.
Creer en Dios también era un tema crucial para mí. NA no es de religión, es un programa espiritual, pero nacía dentro de mí la necesidad de tener ese Poder Superior. No digo que ya sea la más creyente en Él, pero reconozco que mi padre celestial no me ha desamparado. Por Él y por este esfuerzo que ya me sale natural es que hasta el día de hoy sigo limpia. Es el mayor regalo que he recibido y, aunque algún día pensé que eso de ser feliz no era para mí, hoy en día lo soy.
No miento, esto es difícil pero, si lo intentas, no te arrepentirás jamás.